sábado, 30 de septiembre de 2017

Silencio


Hoy leí una crónica de Susan Sontag, en la cual comenta cómo conoció a Thomas Mann siendo ella una adolescente. En parte de esta, ella narra cómo tenía la necesidad de compartir y comentar con otros acerca de los libros que la habían impactado, es una inclinación muy fuerte. Me recordó una vez más que la mayoría de lectores son así y la mayor parte de personas que ha tenido alguna experiencia positiva en algo también desea comentar, compartir y hasta animar a otros a hacer lo mismo. Bien, ese no es mi caso, al menos no en forma intensa.

Cuando leo algo que me impacta (también se aplica aquí a algunas películas) un montón de cosas se revuelven en mi cabeza y mis emociones pueden también dispararse, pero claro, nadie nota eso, no tengo gran inclinación a demostrarlo y si lo hago me siento un poco ridícula o siento que cuando transformo en comentarios lo que en mi interior era intenso, pierde su gracia, las palabras pueden volver insípidas las vivencias internas.

Escribo reseñas que nunca publico y tan sólo unas pocas ven la luz. A veces lo de no querer compartir mi gusto por algo se debe a la pereza, otras por torpeza y otras porque toca puntos tan privados de mi persona que me resulta mucho mejor guardarme la experiencia sólo para mí. Esa tendencia se vuelve problemática si estás en algún grupo que busca "contagiar" a otros por sus ideas, por eso, estoy en el camino de renunciar a etiquetas o comprometerme con grupos exaltados (casi todo grupo humano lo es). Yo no soy así, no, no lo soy.

No puedo, soy incapaz de insistir a alguien que lea un libro que a mi me ha encantado, así esa persona tenga gustos afines a los míos. No, no soy así.

Silencio, eso hallarán en mí. Tengo una relación de amor-odio con las palabras e incluso con la literatura. Esta suele ser defendida, se explica sobre su valor de reivindicación, su mensaje, su crítica social (últimamente cuando leo o escucho esas dos palabritas: "Crítica" y "Social", me entra un rechazo alucinante), en fin, se defiende su utilidad, su valor educativo.

Asco. Siento asco ante la idea de buscar utilidad a algo que de por si es bello y placentero (la literatura). ¿Utilidad práctica en la literatura? ¿Y qué hay de malo en ejercerla sólo por expresar emociones intensas, pensamientos que corroen nuestra mente, siendo devorados por la obsesión? No me hablen de utilidad práctica, ni de crítica social (rechazo, ganas de escupir).


En Octubre



Mañana es octubre y yo retomo el escribir para este espacio, el cual por motivos personales he dejado de lado durante buen tiempo. Sin embargo, no he dejado de escribir, ni de leer. Debo confesar que me da un poco de vergüenza volver a publicar, es muy cómoda la posición del anonimato, leer y escribir sin comentarlo con casi nadie. 

Hace poco he descubierto a Susan Sontag, una autora estadounidense muy conocida. En la biblioteca que está cerca de mi casa hay algunos libros de ella y he comenzado a leer uno de relatos, tiene una forma de escribir tan propia, tan poco convencional que me recuerda a la de Clarice Lispector (y sólo quienes hayan leído a Clarice entenderán bien a qué me refiero). Y es este libro el que quiero reseñar en octubre.

No escribiré un montón de entradas, pero esto es lo que pienso publicar en octubre (el orden puede variar) :

1.- Reseña : "Yo, Etcétera" (Susan Sontag)
2.- Reto Variaciones. (Relato)
3.- Reto 5 líneas (Relato)

Y es posible que hayan más ;), pero no prometo nada.

La madrugada de un sábado